julio 23, 2007

La terapia y el ritual de la sanación

El rumano historiador de las religiones Mircea Eliade plantea en uno de sus textos que “la imaginación, el sueño, la alucinación, redescubren un símbolo alquímico —y por ese mismo hecho colocan al paciente en una situación alquímica— y obtienen una mejoría que en el nivel psíquico corresponde al resultado de la operación alquímica”.

Por cierto que la “situación alquímica” y la “operación alquímica” a las que alude Eliade pueden ser entendidas como referentes arquetípicos de las situaciones de crecimiento humano, a las que también denota como “mejoría en el nivel psíquico”.

Es posible colegir que la mejoría a la que se refiere Eliade podrá ser producto del azar, de causas fuera del espacio terapéutico o simplemente no derivadas de manera directa de la intervención terapéutica. Sin embargo, podemos plantear la hipótesis (fundamental en la psicología) de que la acción del terapeuta está en condiciones de generar a lo menos alguna intervención en la mejoría esperada.

Al respecto Mircea Eliade señala acerca del lenguaje simbólico que “el Rosarium nos advierte aún que «esas cuestiones deben ser transmitidas místicamente» (…) lo mismo que la poesía, que emplea fábulas y parábolas»”. Pero Eliade va todavía más allá y plantea que “probablemente se trata de un «lenguaje secreto», como el que encontramos tanto en los chamanes de las sociedades arcaicas como en los místicos de las religiones históricas, «lenguaje secreto», que es a la vez expresión de los sentimientos intransmisibles de otra forma a través del lenguaje cotidiano y comunicación críptica del sentido oculto de los símbolos”.

En tal sentido el profesor francés Jean Maisonneuve afirma que “la eficacia no puede ser atribuida sólo al símbolo. La oferta de un proceder simbólico (chamánico, psicoanalítico u otro) resultaría estéril frente a la apatía. La espera, la presencia del deseo y de la esperanza que el oficiante estimula en el individuo o en el grupo y que los símbolos mediatizan, han de coexistir. En definitiva, el rito aparece como la condición necesaria de una eficacia simbólica, pero no opera si no encuentra una demanda suficientemente intensa”.

De este modo, los símbolos requieren un rito que los ponga en práctica de manera consistente, concordándolos con otros, para así ir entretejiendo con ellos la intrincada telaraña de los sistemas simbólicos, a partir de los cuales los símbolos adquirirán su real dimensión y su completa vitalidad.

Desde esta perspectiva, en cada sesión de terapia se desarrolla conciente o inconscientemente un ritual-ceremonia que, quiérase o no, siempre irá poniendo en práctica diversos símbolos. Nuestra labor como terapeutas pareciera consistir en tomar conciencia de ese ritual y transformarnos en verdaderos oficiantes del mismo. Así podremos intervenir eficientemente y estaremos en condiciones de colaborar en la expresión apropiada de aquellos elementos que deben ser considerados en ese momento por el paciente para avanzar en su proceso de individuación.

1 comentario:

Adsmo Kiels dijo...

Puntualmente en la psicoterapia, lo que se oficia es un espacio en que el paciente debe enfrentar bestias terribles en tanto umbrales de Iniciación.

Es una situación esotérica por excelencia, pero carente de un sentido Sagrado (gran diferencia con el oficio del chamán-hierofante); igualmente generadora de trascendencia a través del Insight sistemático.

Me acuerdo que la pregunta que más nos dejó marcando ocupado hace un año o dos fue "¿Qué produce la cura en psicoterapia?"... ensayamos tantas respuestas... y al final la clave la tenían en gran parte los que habían atravesado por una terapia; hablar en orden a simbolizar la experiencia: hablar en orden a expresar el self sin temor; para verlo: para conocerlo: para conocerse; para que sea más fácil modificarse. Símbolo, símbolo, símbolo.

Romper barreras con la ayuda del Terapeuta; cruzar umbrales de Iniciación.

Da para pensar tanto...

Un abrazo!
Nos leemos pronto

:p