mayo 02, 2008

La Totalidad


Etimológicamente, la palabra totalidad deriva del latín “totus”, que alude a lo completo, entero, todo.
Es así como el concepto de totalidad se aparece al ser humano como algo que en una primera instancia aparece, en términos cartesianos, como claro y distinto. Sin embargo, generalmente se lo interpreta desde una perspectiva racionalizadora, en un marco de relación objeto-sujeto, lo que claramente no permite apreciar ni vivenciar a cabalidad lo que tal concepto designa en realidad; puesto que lo que el término totalidad procura señalar supone incluir en su definición el propio observador que intenta descifrarlo, diluyendo así la posible diferenciación entre un observador y lo observado, constituyéndose en un verdadero sistema unitario observador-observado. De allí que, al hablar de totalidad, no sea extraño hallar referencias al concepto de "unidad".
En este sentido, parece resulta de interés que en la canción Escalera al Cielo, escrita por el grupo de rock Led Zeppelin, es posible escuchar:

“Allí camina una dama que todos conocemos
Quien resplandece luz blanca y quiere mostrar
Como todo aún se convierte en oro
Y si tú escuchas muy atento
La melodía vendrá a ti al fin
Cuando todo es uno y uno es todo
Ser una piedra y no parar de rodar”

Al respecto resulta interesante leer el relato de Robert Plant acerca de la forma en que fue creada tal canción: “Yo estaba sentado con Pagey en frente del fuego en Headley Grange. Pagey había escrito esas notas y entonces las tocó para mí. Sostenía, lapicero y papel y por alguna razón me sentía de muy mal humor. Entonces de repente mi mano estaba escribiendo las palabras: «Hay una señora que asegura que todo lo que reluce es oro, ella está comprando una Escalera para el Cielo». Sólo me senté ahí y observé las letras, cuando las oí casi salté de mi asiento".
Un acto de invención como el descrito pudiera llegar a entenderse como un ejemplo de lo expuesto por Carl Jung en cuanto al rol creativo del inconsciente.
Resulta igualmente interesante el hecho de que, acompañando en el “Codex Marcianus” la imagen del “ouroboros”, que fuera descrita por un autor como “el símbolo pictórico más antiguo conocido en alquimia”, se utilizara la frase “Uno el Todo”. Es así como, es posible atisbar el surgimiento de otro planteamiento junguiano, cual es la existencia de un inconsciente colectivo que liga a todos los seres humanos y a sus creaciones.
En el diálogo llamado "El Sofista" Platón expone al respecto la pregunta de un extranjero: "¿No debemos también aplicar toda nuestra habilidad en interrogar a los que dicen que todo es uno, para saber lo que pueden entender por el ser?", a lo que en parte de su argumentación de respuesta señala: "Sólo lo que es absolutamente sin partes es verdaderamente uno si queremos hablar con exactitud (...) el ser que participa en la unidad, se convierte en uno y todo".
Los pitagóricos utilizaron el concepto de "mónada" para designar la unidad aritmética. No obstante, los neoplatónicos la consideraron "como lo Uno, no como unidad aritmética, sino como fundamento de todo número y de toda unidad".
En los antiguos textos atribuidos a Zoroastro reunidos bajo el título de Zend-Avesta, refieren que: “En todas partes está la Mónada del Padre. Se ha ampliado la Mónada que engendró lo dual. La díada (o lo dual) está sentada delante de la Mónada del Padre, y brilla con dotes de inteligencia, y en el gobierno y ordenación de todo lo que no estaba ordenado. Pues en todo el mundo muestra su luz la Tríada, cuyo principio y cabeza es la Mónada”.
Varios siglos más tarde el Maestro Eckhart plantea al respecto: “La naturaleza divina es Unidad y cada persona es igualmente Unidad, esta misma Unidad que es su naturaleza. La distinción entre esencia y existencia es reabsorbida aquí en la Unidad: son unidad e identidad. Solamente cuando la Unidad cesa de reposar en ella misma es cuando posee una distinción y cuando opera por esta destrucción. De la misma forma, en la Unidad se encuentra a Dios y aquel que debe encontrar a Dios debe convertirse en unidad (...) La Unidad continúa siendo unidad, tanto en millares y millares de piedras como en cuatro piedras y mil veces mil es verdaderamente un número tan simple como cuatro (...) Un maestro pagano dice que la unidad ha nacido del Dios supremo. Su propiedad es ser unidad en la unidad”.
De este modo, tenemos que la totalidad puede ser entendida como la Unidad de todo cuanto existe y que el ser humano divide analíticamente la Unidad para establecer diferenciaciones figura-fondo, que le permitan lograr su entendimiento generando así su propia realidad. No obstante, tales diferenciaciones son hechas por el propio ser humano en su interior, en su intelecto; es decir, no afectan la existencia unitaria de la totalidad en la cual está inmerso, constituyendo en la práctica tan sólo un ejercicio mental.
Ahora bien, desde el punto de vista psicológico, la totalidad puede ser asimilado al concepto de sí mismo, el cual es tomado en ese sentido por Jung pues constituye un “concepto por una parte suficientemente determinado para expresar la noción de la totalidad del hombre y, por otra, suficientemente indeterminado para expresar el carácter indescriptible e indeterminable de la totalidad. Estas cualidades paradójicas del concepto corresponden al hecho de que la totalidad consiste, por una parte, en el hombre consciente y por otra en el hombre inconsciente”.