junio 01, 2007

El quantum simbólico

Si entendemos por actitud simbólica, aquella propia de quien vivencia conciente y voluntariamente un fenómeno simbólico, podríamos afirmar que no todos los individuos son capaces de desplegar dicha actitud de una misma manera. Pareciera ser que ella puede ser desarrollada y, por tanto, que es posible referirse en términos cuantitativos hacia tal actitud simbólica. De este modo, podría hablarse de un cierto nivel de potencial simbólico que toda cultura o ser humano posee, el cual se expresa por medio de los símbolos que tengan tal carácter para esa cultura o persona en lo particular, a lo que podríamos denominar como “quantum simbólico”.

De esta manera, para el recién nacido, prácticamente carente de conciencia, el quantum simbólico es extraordinariamente escaso en diversidad, pero extraordinariamente extenso en profundidad. La diversidad y la profundidad serían dos aspectos o dimensiones de este quantum simbólico.

La diversidad daría cuenta de la cantidad de símbolos que son posibles de identificar como tales por la cultura o individuo; en tanto que la profundidad correspondería a la fascinación o carga vivencial que los elementos simbólicos logren despertar en el observador.

A partir de este quantum simbólico se construirán los diversos sistemas simbólicos específicos, en cada uno de los cuales sus componentes se encontrarán relacionados interdependientemente, explicándose unos a otros y colectivamente direccionados hacia una equifinalidad. Claro está que es posible establecer metasistemas simbólicos, los cuales revelan un sentido unitario común para toda la humanidad, esto es, un inconsciente colectivo.

Por otra parte, debe señalarse que el quantum simbólico sólo surge en presencia de un observador que lo experimente y por lo tanto sería consustancial a él. Por su parte, por cuanto el símbolo sería la forma en que los arquetipos se hacen presentes en la conciencia humana, la actitud simbólica daría cuenta de la capacidad de percibir concientemente el quantum simbólico de un elemento simbólico determinado.

De igual modo, es posible colegir que el quantum simbólico posee similares características que la energía, esto es, no se crea ni se pierde, sólo se transforma. Lo que podrá variar será el grado de conciencia y la profundidad o la diversidad, en tanto expresiones del quantum simbólico; pero dicho quantum será permanente y, como ya se expresó, consustancial al observador.