Ernst Cassirer, en su "Antropología Filosófica", postula que una señal mantiene una relación “con la cosa a que se refiere de un modo único y fijo”. En cambio, respecto al símbolo, el mismo autor plantea que “no sólo es universal sino extremadamente variable”, de modo tal que es posible “expresar el mismo sentido en idiomas diversos y, aun dentro de los límites de un solo idioma, una misma idea o pensamiento puede ser expresada en términos diferentes”. Lo cual daría cuenta de la riqueza que significa la utilización del lenguaje simbólico.
En modo similar se expresa Joseph Campbell al señalar en una entrevista televisiva que “todas las religiones son verdaderas para su época”; es decir, que el acoplamiento simbólico entre el elemento simbólico y el observador y más aún la actitud simbólica de este último, nos franquean el camino hacia una comunicación universal.
La experiencia en el trabajo al interior de una cárcel, con algunos individuos incluso analfabetos, con escaso número de palabras en el léxico personal, permite dar cuenta de que a veces las palabras –es decir, las señales o símbolos convencionales– no son suficientes para comunicarse y colaborar en el cambio terapéutico. Y es allí donde se hace de extrema utilidad terapéutica el uso de símbolos; cuidando por cierto de respetar el sistema simbólico propio de cada individuo y de su subcultura, pero procurando al mismo tiempo expandir la concienciación de su quantum simbólico para así despertar o acrecentar la actitud simbólica de cada uno de ellos.
Para cumplir esta tarea de manera eficiente, nuevamente las palabras de Jung parecen certeras, en cuanto a que para comprender los símbolos de la propia cultura es mejor adquirir la perspectiva necesaria, para lo cual en la práctica es preferible comenzar por adentrarse en los símbolos de otras culturas, a lo que Jung en "Psicología y Simbólica del Arquetipo" denomina “investigación comparativa de los símbolos”.
La experiencia en el trabajo al interior de una cárcel, con algunos individuos incluso analfabetos, con escaso número de palabras en el léxico personal, permite dar cuenta de que a veces las palabras –es decir, las señales o símbolos convencionales– no son suficientes para comunicarse y colaborar en el cambio terapéutico. Y es allí donde se hace de extrema utilidad terapéutica el uso de símbolos; cuidando por cierto de respetar el sistema simbólico propio de cada individuo y de su subcultura, pero procurando al mismo tiempo expandir la concienciación de su quantum simbólico para así despertar o acrecentar la actitud simbólica de cada uno de ellos.
Para cumplir esta tarea de manera eficiente, nuevamente las palabras de Jung parecen certeras, en cuanto a que para comprender los símbolos de la propia cultura es mejor adquirir la perspectiva necesaria, para lo cual en la práctica es preferible comenzar por adentrarse en los símbolos de otras culturas, a lo que Jung en "Psicología y Simbólica del Arquetipo" denomina “investigación comparativa de los símbolos”.
Es decir, para contribuir en el desarrollo de la actitud simbólica es menester recurrir a diversos sistemas simbólicos y procurar comprender las analogías que es posible establecer entre ellos, ya que subyacentes a dichas analogías es probable que se hallen arquetipos, esto es, padrones de organización que se expresan en los símbolos propios de cada sistema simbólico y que al tomar conciencia de ellos es posible proceder por aproximaciones o por “circumambulatio” para avanzar hacia un aprehendizaje cada vez más profundo y certero de la quididad a la que tales símbolos están designando o representando.
1 comentario:
"expandir la concienciación de su quantum simbólico para así despertar o acrecentar la actitud simbólica de cada uno de ellos"
¿Aquí estaría el objetivo de la terapia desde este enfoque?
Tiene sentido...
Es interesante lo que planteas (o más bien, Jung, a través de ti, que actualizas esta simbolización de lo que quizo decir él) respecto a contrastar diferentes sistemas simbólicos en orden a conseguir ese objetivo de tomar conciencia...
Me estoy imaginando el coa hablado en las cárceles y la multiplicidad de símbolos que usan... desde "irse en la volá", "terrible pollo" jaja y otros tantos vocablos que definen una realidad que no puede ser expresada de otra forma que no sea usando esas precisas palabras.
Un gusto visitar este blog: siempre aprendo algo; mi cerebro no es el mismo antes que después de leer el post del día.
Se agradece eso.
¡Saludos!
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